Nací en el apogeo del empeño del hombre por pisar la Luna.
Fui caballero Jedi, como cualquier niño de mi época.
Durante la adolescencia me dio por escribir poesía, pintar paisajes manchegos al óleo, presentarme a concursos de inventores y tocar heavy metal y canciones de tuna. Lo que podría explicar, quizás, mi tendencia a las vocaciones antagónicas.
La ciencia ficción me inició en la lectura y en la escritura. La ciencia real me inició en el mundo aeroespacial.
Me formé como ingeniero aeronáutico en la Universidad Politécnica de Madrid. Me formé como escritor en la Escuela de Escritores.
Ahora ejerzo como ingeniero y escritor.
Y sigo soñando.
"Las cuerdas de mi laúd
siguen buscando la luz
más al sur de la quimera".